http://youtu.be/YYsG-AN0hbg
Cuba fue un símbolo para América Latina: su otro nombre era
transformación y justicia. El Che era el rostro popular. Luego del auge vino la
caída constante. La isla se convirtió en una Revolución fuera de la realidad,
fuera del tiempo: ofrecía soldados e ideales, pero pedía caridad: la revolución
pordiosera de Fidel no daba más. Vivía un doble bloque: el externo yanqui y el
interno fidelista, ambos feroces. Hoy, en 2014, no es difícil anunciar que el
SOCIALISMO MARXISTA FIDELISTA llega a su fin, ya, en breve tiempo, porque va en
una carrera contra reloj.
Patricio Falconí, cuando era un joven encantado con el
proceso cubano, conoció a Fidel Castro y se entrevistó varias veces; recorrió
Cuba; siguió los consejos de Ernesto Cardenal. Hoy, tantos años después, frente
al pelotón de fusilamiento del hambre, FAL ve en el MEGA PROYECTO DE MARIEL, un
puerto ubicado a 45 kilómetros de La Habana, la mayor dotación del oxígeno capitalista
que puede darse: en una extensión de 465k2, construida por ODEBRECHT de Brasil,
administrada por un mega empresa privada de Singapur, con una gigante zona
franca, con la prohibición expresa de impulsar nacionalizaciones, con países
que ya están haciendo una INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA, eso es: el nuevo puerto
tiene vientos a favor de China, Europa y América Latina. Patricio Falconí dice:
llegó MEGA MARIEL Y MANDÓ PARAR. El socialismo marxista no va más.