Patricio
Falconí Almeida es un ocioso ocurrente que se autodefine como un pendejo ilustre
en libre ejercicio profesional. Explica a los lectores:
-No requiero esforzarme mucho para poner
veneno en la tacita de café de los poderosos mortales que se creen inmortales. Esta
tarea la cumplo sin recibir ningún
beneficio a cambio. Al revés, no pocas veces soy blanco de perjuicios,
calumnias y furias institucionales.
Patricio FAL
también expresa:
-El artículo número uno del Código del Honor
de un pendejo honorable, que busca armarse caballero, es no dejarse meter el
dedo ni por el fútbol ni por la política ni por la banca, ni por la puta
vanidad que nos tienta a todos. Algo más. Higiénico por dentro y por fuera, soy apolítico por exceso de ideas;
pero también ateo y laico, por sobra de
espiritualidad.
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