Patricio
Falconí expresa que una democracia se legitima en las urnas y se consolida en
las marchas que recorren calles y plazas. Un gobernante no puede organizar
contramarchas. Atento y humilde, debe abrir ventanas, oídos y mente para
sintonizar las necesidades y aspiraciones del pueblo, que no registran las
encuestas. Para que nadie lo acuse
de opositor, FAL advierte que esta idea democrática no es de un Gallo Loco como
él, sino de un intelectual y hombre acción brillante: Álvaro García Linera,
Vicepresidente de Bolivia.
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