En la sociedad decapitada que vivimos, las farmacéuticas del
mundo anunciaron hace años que una pastillita, bautizada como VIAGRA,
alborotaba las hormonas masculinas… más que las caderas y el culo de una mulata
carioca en tanga. Fin de la disfunción eréctil. El trapo arrugado se convertía
en espada de torero.
Ahora los científicos anuncian, orgullosos, la venta de una
pastillita que es una especie de VIAGRA, pero para el cerebro tonto. Si tomamos la pastillita que se llama
BRIAN PLUS IQ nos transformaremos en híper inteligentes: lo advierte (dicen) el
científico el inglés Stephen Hawking.
La idea de que la gente ingiera la pastilla me espanta.
Intento una explicación. Una dosis alta de estupidez te permite cultivar ese
combo letal compuesto por la religión, los líderes, los principios rimbombantes
y los próceres falsos. Te ayuda a cultivar la aberrante autoayuda que lidera
Paulo Coelho. La inteligencia, en cambio, te jode la fiesta. Te arruina el
optimismo.
El optimismo es siempre shunsho. Cada vez que yo escucho un
informe presidencial de quien sea, con el motivo que sea, me acuerdo por
asociación de ideas de la novela HISTORIA DE UN IDIOTA CONTADA POR ÉL MISMO,
del español Félix de Azúa. Y me
río escéptico. Aunque luego me olvido de todo porque aquí, en la mitad del
mundo, la estupidez campea a pierna suelta como tradición venerada.
Sin la sobrecargada de estupidez nos quedaríamos sin el
bendito gobierno, sin la cuica oposición, sin los condecorados generales, sin
los metrosexuales súper que son curas y obispos. El país sería ingobernable.
Sin la estupidez diaria perderíamos el tono de borrego
enfermo que nos permite decir: -´No sea malito, disculpará nomás, darame viendo,
darame haciendo´.
Si desaparecería la estupidez, cualquier borracho, iluminado
de pronto, se tomaría una pared para lanzar el grafiti: -ME HE TRAGADO TANTAS
MENTIRAS QUE CREO QUE VOY A CARGAR UN POLÍTICO.
La estupidez es de todos, como la patria; pero la estupidez
elitista y burocrática va más
lejos: ya en bikini, ya en traje de noche, ya recién levantada de la cama, es
una guaricha: siempre está cerquita del poder; siempre nos ayuda a cultivar el
autoengaño; siempre forma parte de la felicidad colectiva. Un mejor VIAGRA NO
SE PUEDE PEDIR.
No hay comentarios:
Publicar un comentario