https://youtu.be/OowmwLmT04Q
El
socialista Salvador Allende fue cuatro veces candidato a la presidencia de su
país antes de ser, a la quinta, efectivamente elegido. Sus rivales decían, en las campañas, que en su epitafio dirá: -Aquí
yace Salvador Allende, futuro presidente de Chile.
El
mismo epitafio se le aplicó a Lula porque una y otra vez era candidato a la
presidencia del Brasil pero siempre perdía. Finalmente Lula fue electo y reelecto.
Jaime
Nebot es un dirigente político respetable, con gran acogida popular, pero así y todo es posible anunciar que
en su epitafio dirá: -Aquí yace Jaime Nebot, madera de guerrero y futuro
presidente del Ecuador.
El
epitafio futurista es duro. En julio de 2016 el pueblo busca un candidato a presidente
que lo entusiasme, pero no encuentra al posible sucesor de Rafael Correa.
Precisemos. Si hace años, en la crisis generada por Jamil CACAhuad, la gente
gritaba:-Qué se vayan todos./ Ahora parecería que el grito es: -Venga alguno,
por favor.
Jaime
Nebot no se da por aludido. Expone argumentos indignos. En una entrevista que
el asambleísta Franco Romero concede a Diario El Universo luego de desafiliarse
del Partido de Socialcristiano, se lee que Nebot manifiesta, casa adentro: (i)
que no le preocupa el tema electoral; (ii) que sabe que él ganaría las
elecciones; (iii) que le preocupa la situación en que recibiría el país en mayo
de 2017; (iv) que, por la situación del país, tendría que tomar medidas muy
duras y de ajuste que levantarían al pueblo en su contra; y, (v) que el pueblo
no se levantaría contra Cynthia Viteri.
Si
Nebot fuera un clon del filósofo Lucio, del Tontón Alvarito o del vago de
Ehlers, yo me daría por satisfecho con la explicación. Pero no. Nebot es
inteligente y uno piensa que don Jaime se atufa porque tiene culillo.
Hagamos
un flashback. En la previa de las elecciones presidenciales de mayo de 1998,
nos reunimos en casa de Rodrigo Paz el economista Abelardo Pachano, el
ingeniero en transporte César Arias y yo, un escribiente inocente y aficionado.
En la casa del ex Alcalde de Quito le esperábamos a don Jaime Nebot, político
que había solicitado una entrevista con el Negro dirigente del equipo blanco. Nebot
llegó acompañado de su secretario personal, el señor JJ Franco. La reunión fue
breve. Don Jaime le indicó a Paz que había resuelto presentar su candidatura
presidencial. Luego, en forma directa, le pidió que lo acompañe como candidato
a Vicepresidente. Paz, rapidísimo y franco, le repuso que le felicitaba por la
candidatura pero que no había nacido para ser segundo. Hubo un breve
cortocircuito. Nebot agradeció la franqueza y anunció que, en ese caso, era
probable que no presente su candidatura. Algo dijo Pachano. Yo, sin ser amigo
de Nebot, lo tuteé y le pregunté: -Pero Jaime, ¿por qué dudas? ¿No crees que ha
llegado tu turno?
Nebot
repuso, en voz alta, que prefería esperar porque era mejor hacerse cargo del
país cuando el país tocase fondo. Con ese fin: ayudó a que suba CACAHUAD como
presidente.
El
país está mal pero Nebot no tiene por qué arriesgarse y no tiene por qué jugar
el partido. Este pesimismo vanidoso no tiene prestigio ante la historia ni ante
el pueblo. Lo contrario: es urgente rescatar el optimismo con todos los riesgos
que existan.
Si
el argumento de Nebot fuera válido, ni Bolívar ni Sucre hubieran dado pelea
porque los vientos estaban en contra. Ni García Moreno se habría jugado en 1860
para evitar la división del país. Ni don Eloy Alfaro se habría lanzado a
enfrentar desiguales combates.
En
la lápida del inteligente y carismático Cachorro dirá: -Aquí yace Jaime Nebot, madera
de guerrero y futuro presidente del Ecuador.
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