martes, 19 de julio de 2016

Patricio Falconí/ Jaime Nebot, futuro presidente

https://youtu.be/OowmwLmT04Q

El socialista Salvador Allende fue cuatro veces candidato a la presidencia de su país antes de ser, a la quinta, efectivamente elegido.  Sus rivales   decían, en las campañas, que en su epitafio dirá: -Aquí yace Salvador Allende, futuro presidente de Chile.
El mismo epitafio se le aplicó a Lula porque una y otra vez era candidato a la presidencia del Brasil pero siempre perdía. Finalmente Lula fue electo y reelecto.
Jaime Nebot es un dirigente político respetable, con gran acogida popular,  pero así y todo es posible anunciar que en su epitafio dirá: -Aquí yace Jaime Nebot, madera de guerrero y futuro presidente del Ecuador.
El epitafio futurista es duro. En julio de 2016 el pueblo busca un candidato a presidente que lo entusiasme, pero no encuentra al posible sucesor de Rafael Correa. Precisemos. Si hace años, en la crisis generada por Jamil CACAhuad, la gente gritaba:-Qué se vayan todos./ Ahora parecería que el grito es: -Venga alguno, por favor.
Jaime Nebot no se da por aludido. Expone argumentos indignos. En una entrevista que el asambleísta Franco Romero concede a Diario El Universo luego de desafiliarse del Partido de Socialcristiano, se lee que Nebot manifiesta, casa adentro: (i) que no le preocupa el tema electoral; (ii) que sabe que él ganaría las elecciones; (iii) que le preocupa la situación en que recibiría el país en mayo de 2017; (iv) que, por la situación del país, tendría que tomar medidas muy duras y de ajuste que levantarían al pueblo en su contra; y, (v) que el pueblo no se levantaría contra Cynthia Viteri.
Si Nebot fuera un clon del filósofo Lucio, del Tontón Alvarito o del vago de Ehlers, yo me daría por satisfecho con la explicación. Pero no. Nebot es inteligente y uno piensa que don Jaime se atufa porque tiene culillo.   
Hagamos un flashback. En la previa de las elecciones presidenciales de mayo de 1998, nos reunimos en casa de Rodrigo Paz el economista Abelardo Pachano, el ingeniero en transporte César Arias y yo, un escribiente inocente y aficionado. En la casa del ex Alcalde de Quito le esperábamos a don Jaime Nebot, político que había solicitado una entrevista con el Negro dirigente del equipo blanco. Nebot llegó acompañado de su secretario personal, el señor JJ Franco. La reunión fue breve. Don Jaime le indicó a Paz que había resuelto presentar su candidatura presidencial. Luego, en forma directa, le pidió que lo acompañe como candidato a Vicepresidente. Paz, rapidísimo y franco, le repuso que le felicitaba por la candidatura pero que no había nacido para ser segundo. Hubo un breve cortocircuito. Nebot agradeció la franqueza y anunció que, en ese caso, era probable que no presente su candidatura. Algo dijo Pachano. Yo, sin ser amigo de Nebot, lo tuteé y le pregunté: -Pero Jaime, ¿por qué dudas? ¿No crees que ha llegado tu turno?
Nebot repuso, en voz alta, que prefería esperar porque era mejor hacerse cargo del país cuando el país tocase fondo. Con ese fin: ayudó a que suba CACAHUAD como presidente.
El país está mal pero Nebot no tiene por qué arriesgarse y no tiene por qué jugar el partido. Este pesimismo vanidoso no tiene prestigio ante la historia ni ante el pueblo. Lo contrario: es urgente rescatar el optimismo con todos los riesgos que existan.  
Si el argumento de Nebot fuera válido, ni Bolívar ni Sucre hubieran dado pelea porque los vientos estaban en contra. Ni García Moreno se habría jugado en 1860 para evitar la división del país. Ni don Eloy Alfaro se habría lanzado a enfrentar desiguales combates.

En la lápida del inteligente y carismático Cachorro dirá: -Aquí yace Jaime Nebot, madera de guerrero y futuro presidente del Ecuador.

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